lunes, 15 de junio de 2015

Propósito de la estrategia.


La estrategia, por su papel vital, es uno de los campos más prolíficos y estudiados de la gestión de empresas. Su complejidad e incertidumbre es fruto de la síntesis que realiza de los elementos de la empresa y del entorno. Despierta un gran interés porque  marca  el  argumento  del  drama  en  el que  se  decide  el  destino  de  las empresas y del que resultan sus mayores aciertos y sus más denigrantes fracasos. 

La estrategia no es más que una decisión sobre las metas, objetivos y acciones de la organización para prosperar en su entorno. La toma de estas se produce tras un análisis del entorno de la organización, sus mercados y sus competidores. 

La estrategia debe ajustar los medios a los objetivos. Las acciones que prepara no consisten solamente en las tareas necesarias para conseguir de forma inmediata un determinado objetivo. También consisten en programas mediante los que se crean capacidades para mejorar la consecución de esos objetivos en el futuro. 

La  estrategia  requiere  seleccionar unos  mercados atractivos y  conseguir  una posición competitiva favorable en los mismos. Esto conlleva la decisión sobre tres aspectos: 
·         Selección de los clientes a los que se va a servir.
·         Selección de la proposición de valor que se les proporcionará.
·         Selección de las capacidades que permitirán crear valor tanto a los clientes como a los propietarios. 

La  estrategia implica  elecciones,  tomar unos  caminos  y  descartar otros. Así,  las soluciones de compromiso que tratan de evitar las tomas de posición suelen ser castigadas duramente. 

Estas  elecciones  permiten  apreciar  que  las  decisiones  de  segmentación, posicionamiento y diferenciación son vitales en la estrategia. Como también lo es decidir y cultivar meticulosamente las capacidades necesarias para desarrollarla. 

El propósito de la estrategia es mejorar la posición respecto a los competidores. En el caso de las administraciones e instituciones no lucrativas pasa por desarrollar en profundidad su misión de una forma eficiente en costes. En el de las empresas pasa por construir y utilizar una ventaja competitiva que les permita satisfacer mejor a los clientes y retribuir mejor a sus propietarios. 

Las  estrategias  se  conciben  pensando  en  desplegarlas  durante  un  periodo determinado, el horizonte de planificación. Este horizonte ha de ser acorde con las características del sector. En sectores estables, con pocos jugadores, con unas barreras de entrada elevadas, que requieren unas inversiones a  largo plazo, los horizontes  serán  relativamente  largos  dado  que  las  inversiones  crearán compromisos muy  duraderos. En  cambio, en  sectores con  un  constante flujo de jugadores,  con  una  tecnología  cambiante  e  inversiones  que  rápidamente  se convierten en obsoletas, el horizonte será muy corto. 

Normalmente  la  estrategia  se  desarrolla  mediante  un  proceso  formal  cuyos resultados  se  plasman  en  un  plan  estratégico.  Este  sirve  para  comunicar  dicha estrategia a otros niveles, ya sea a los estamentos superiores para su evaluación y aprobación o a los inferiores para su implantación. 

En  el  caso  en  el  que  la  estrategia  se  refiere  a  una  nueva  unidad  de  negocio  o empresa, el documento en el que se plasma se acostumbra a denominar plan de negocio o plan de empresa.