Generar un buen ambiente de trabajo es hoy para las compañías algo tan valioso como la facturación o la estrategia de marketing. Se trata de un problema de gestión, ya que muchas veces los altos niveles jerárquicos simplemente no saben cómo tratar y motivar a sus empleados.
“Contrato a la gente por sus manos, pero traen a trabajar sus cabezas, y eso es un problema”, Henry Ford.
El principal problema que tiene las empresas está centrado en las relaciones interpersonales.
Un gerente que tome buenas decisiones, pero que tenga situaciones de conflicto entre su equipo de trabajo, no puede jactarse de una buena administración. A corto o a largo plazo, estos conflictos impactarán negativamente en los resultados de la empresa.
Por lo tanto, para llevar a cabo una administración exitosa se deben observar algunos principios fundamentales: respeto, tolerancia, disposición y motivación.
Respeto: es el principal ingrediente en el desarrollo de relaciones interpersonales exitosas. La palabra de un directivo tiene que tener valor para un empleado; lo que se dice, se cumple. Tanto en el premio como en el castigo. Cuando la palabra de un gerente tiene valor, no solo consigue respeto, sino que genera un clima de confianza. Reconocer los errores e intentar enmendarlos también es una manifestación de respeto.
Tolerancia: es necesario aceptar la riqueza de la diversidad; todos somos diferentes; los empleados no son maquinas; cuando se contrata personal debe existir la convicción de que esas personas van a contribuir al mejor desempeño de la empresa. Escuchar las opiniones puede ayudar a encontrar nuevas ideas. Cuando el empleado siente que es tratado como una máquina, reacciona en forma negativa y no solo se resienten las relaciones, sino que se resiente también el desempeño. También hay que saber esperar los tiempos de cada persona; no todos los empleados van a rendir un 100% desde el primer momento. Ser tolerante significa saber esperar los tiempos de adaptación y acomodación de cada uno, para logar la mayor integración y compromiso y, por ende, mejores resultados.
Disposición: evitar las actitudes de omnipotencia y de sentirse como “un ser superior”. Tener disposición significa que el empleado siente que puede hablar con su jefe. No necesariamente hay que realizar esta práctica en forma diaria, pero es importante que se haga esporádicamente. El empleado debe sentir que es escuchado y tomado en cuenta.
Motivación: es uno de los principales factores para lograr la fidelización y la lealtad hacia la empresa. Un empleado motivado no solo está comprometido con su trabajo, sino también con los valores y la filosofía de la empresa. Lograr la fidelización a través del buen trato
Para que una empresa pueda considerarse como exitosa, no basta sólo con tener elevados niveles de venta o desarrollo sino hay que buscar equipos bien integrados. En un ambiente de cordialidad y respeto, el trabajo puede ser visto como un modo de vida y no como una obligación.
Finalmente, los resultados positivos serán tanto para la organización como para las personas.
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