La propuesta del paradigma
apreciativo es focalizarse en las fortalezas, los recursos, y en aquello que
queremos ver crecer más, desarrollándolos y potenciándolos de modo tal que las
debilidades e ineficiencias sean irrelevantes. Esta manera de enfocar las
circunstancias aumenta las emociones positivas, la innovación y la motivación
que hacen que alcancemos resultados superiores a los del paradigma de
resolución de problemas.
Porque el paradigma de resolución
de problemas con foco en el déficit y lo que no funciona, el que nos han
enseñado y nos hemos habituados a utilizar cotidianamente, nos conduce a tomar
acciones que nos llevan precisamente a ese objetivo, a eliminar lo que no nos
gusta y no queremos ver más. Esto es, devolvernos al status quo y al equilibrio.
Este paradigma es reparador y conservador, lo que no está mal, pero nos limita
para obtener algo mejor.
Las organizaciones que solo se
focalizan en la resolución de problemas pueden ser eficientes pero difícilmente
lleguen a ser excelentes. Las personas que solo se focalizan en corregir y
eliminar lo que no está bien en sus vidas, pueden sobrevivir muchos años, pero
difícilmente sean plenamente felices. Lo que nos produce felicidad duradera no
es ausencia de malestar sino la promoción de estados emocionales positivos y la
puesta en práctica de nuestras fortalezas.
La apreciatividad despierta
emociones positivas que amplían nuestra mente porque nos predisponen a la
creatividad, la innovación y el aprendizaje ayudándonos de este modo a
construir nuevos recursos para la vida personal
y laboral.
Entonces… ¿QUÉ ES APRECIATIVIDAD?
Es la capacidad de ver y rescatar
lo valioso y significativo de las personas, los sucesos y las cosas. Es la
observación deliberada de lo mejor y lo preciado.
Cuando somos apreciativos con
nosotros mismos, elevamos nuestra autoestima y autoeficacia.
Cuando somos apreciativos con
otros mejoramos la calidad de nuestras relaciones.
Y cuando podemos apreciar lo
mejor del mundo y las circunstancias, ampliamos nuestro marco de oportunidades
y posibilidades.
Ser apreciativos es elegir
intencionalmente enfocarse en lo mejor, en lo valioso y en los recursos
existentes sin ponerse para ello un par de anteojos rosados que nieguen los
defectos y debilidades. Una apreciatividad sincera es aquella que incluye una
negatividad saludable y excluye la
negatividad desalentadora. Ni 100% apreciativos, ni avestruz que esconde
su cabeza.
La buena noticia es que todos
contamos con algún grado de habilidades apreciativas. Pero la mala noticia es
que estas habilidades pueden estar aletargadas o poco desarrolladas, porque
nuestro cerebro es un experto buscador de amenazas y la mayoría hemos sido
educados en este sentido. La apreciatividad es un músculo que se ejercita y con
prácticas todas podemos aumentarla y desarrollarla.
COACHING APRECIATIVO
El coaching apreciativo se basa
en procesos que ponen el foco en el
“núcleo positivo” de las personas y los sucesos. Las herramientas que utiliza
el coach (persona que acompaña a una persona o un equipo a alcanzar los logros
que se proponen potenciando al máximo sus habilidades y destrezas) para su
intervención están dirigidas a la valoración y el desarrollo de lo mejor de la
persona.
Un coach apreciativo propicia la
reflexión, indagación y argumentación apreciativa. Promueve la resignificación
y reinterpretación de las historias de su cliente.
El coach apreciativo ayuda a su
cliente a mantener viva sus imágenes
guía de futuro “afirmativas”, ya que son
ellas las que mantendrán el entusiasmo y la motivación necesarios para
sustentar las acciones que lo llevarán a
alcanzar el éxito, son la clave para la evolución positiva del proceso.
Este enfoque aumenta las emociones positivas lo que anima a la persona a asumir mayores
compromisos con el proceso y a transitarlo de manera más amigable a pesar de la
incomodidad y temores propios de un camino de
cambio y transformación.
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