Nuestro accionar no siempre
refleja lo que estamos buscando. Esto se complica aún más cuando interactuamos
en un grupo humano. Nos resulta complicado poder analizar cuáles de nuestras
acciones están aportando los progresos buscados y cuáles no.
Para que ciertos objetivos
económicos, políticos, funcionales y/o financieros se puedan cumplir es
necesario que se cumplan otros objetivos dentro de la empresa y/o fuera de
ella. Al ser tantas las influencias, si no utilizamos métodos automatizados que
nos permitan tener siempre presente nuestros objetivos, metas y acciones,
podemos perder el rumbo y lo que resulta peor, sin darnos cuenta de que lo
hemos perdido.
Son muchas las organizaciones que
van accionando a medida que se presentan las circunstancias contextuales que
impactan sobre los resultados. Muchas veces, la gravedad no reside en los
efectos, sino en la acumulación de éstos sin un adecuado accionar correctivo.
A la Dirección de la organización
le facilita la apertura de un nuevo camino de diseño estratégico, operativo y
táctico. La posibilidad de saber cuál es la situación actual frente a la
deseada y evaluar las posibles causas de los desvíos. Permite, además, adoptar
medidas correctivas sin demora, exactamente cuando los efectos no deseados
comienzan a producirse, evitando comprometer la performance competitiva de la
organización.