Estamos acostumbrados a vivir en un mundo preocupado por la previsibilidad y cautivado por el análisis cuantitativo. En el reino de los negocios, la evidencia es clara: los pronosticadores hacen predicciones del crecimiento económico utilizando modelos econométricos, y los CEOs preparan proyecciones sobre las ganancias del siguiente semestre, precisas hasta el último centavo, para los mercados de capitales. En el ámbito del cuidado de la salud, los genetistas secuencian el genoma humano y predicen la desaparición de numerosas enfermedades. En la vida diaria nos gobiernan adagios como “muéstreme los números” y “si no lo puede medir, no cuenta”.
El mundo no está respondiendo a nuestros intentos por controlarlo con modelos cuantitativos. Un ambiente caótico, como el actual, exige un nuevo enfoque, focalizado en las “cualidades” además de las “cantidades”.