Es conocido el hecho que al momento de nacer, la persona trae consigo un conjunto muy limitado de conductas junto a un ilimitado potencial de desarrollo. Entre las escasas conductas del recién nacido, a titulo de ejemplo, se puede señalar, llorar, gritar, chupar, respirar y algunas pocas conductas más. Posteriormente, el niño/a aprenderá desde sentarse, caminar o hablar hasta otras conductas de interesante complejidad, las que se incorporarán en forma paulatina a su repertorio conductual durante toda su vida. Esta continuidad señala un punto importante que conviene destacar: las personas no dejan de aprender hasta el último día de su vida.
En cuanto al proceso de incorporación de nuevas conductas, debe indicarse que este es paulatino y se produce en el marco de la relación entre la persona y su ambiente. La conducta de las personas es una función de las consecuencias que el ambiente le provee.
Por consiguiente, el estudio de la relación de la conducta de los trabajadores con el ambiente de trabajo es un objetivo del máximo interés, una relación de aprendizaje constante y continuado. Lo anterior significa que los trabajadores se comportan de acuerdo al ambiente laboral en que están insertos, de forma tal que si reconfiguramos el ambiente laboral, el comportamiento de las personas se dirigirán en búsqueda de un nuevo propósito.
Por lo tanto, si deseamos aumentar las conductas seguras necesitamos crear un ambiente que respalde el comportamiento seguro, es decir, que proporcione consecuencias positivas a la conducta segura. Si queremos un equipo de trabajo creativo o personas proactivas, necesitamos establecer un ambiente propicio y dirigido a apoyar la creatividad o la proactividad, y así sucesivamente.
Pero en esta tarea no basta con las palabras, ya que la conducta de las personas es sensible a las consecuencias provenientes de su ambiente y no sólo a las palabras, las que por lo demás, en ocasiones están visiblemente en contradicción con los actos de quien las emite.
Aunque a algunas personas pudiese preocuparle que para explicar la conducta humana debamos referirnos a las diferentes formas de condicionamiento o al aprendizaje observacional, lo cierto es que los datos y los resultados obtenidos confirman que una adecuada gestión de estos procesos naturales de aprendizaje, producen con certeza, los resultados esperados.